la luna

Ella vuelve, y mira la luna.

Es increíble como las cosas un día van de bajada, otro día de subida.

Piensa en la soledad de ese pensar tan profundo, de como estamos llenos los individuos de miles de sentimiendos y emociones, y que seguramente de unos a otros serán parecidas, pero no iguales.

Le gustaría .. poder llegar a ese estado zen de estar bien.

Sonríe.

Porque seguramente ese estar bien, es cuestión de «construir» con sólidas columnas un «bienestar».

Y si, es posible.. y lo hará.

La luna

Por Jaime Sabines
Antología poética Jaime Sabines
México, 2005

La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía
Un pedazo de luna en el bolsillo
es el mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que nadie lo sepa
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir


Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas


4 respuestas a “la luna

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